
Los hidrolatos o aguas florales son el resultado de la destilación al vapor de plantas aromáticas. Durante este proceso se obtienen dos productos: el aceite esencial y el hidrolato, un agua impregnada con moléculas aromáticas e hidrosolubles de la planta.
A diferencia de los aceites esenciales, los hidrolatos son más suaves, delicados y totalmente hidrosolubles, lo que los hace ideales para el cuidado diario de la piel, el cabello y también para usos culinarios o ambientales. Conservan la energía y propiedades de la planta, pero en una concentración ligera, segura y sin contraindicaciones.
Son productos naturales, versátiles y sostenibles, que aportan frescor, hidratación y bienestar, convirtiéndose en aliados imprescindibles en cosmética ecológica y aromaterapia.